La historia detrás del desastre Resumen
“El país se desmoronó día a día, durante seis años. Hoy pagamos las consecuencias”, señala La historia detrás del desastre de Roberto Rock L.
En este libro analiza con lujo de detalles, referencias y hasta diálogos lo que pasó durante el gobierno de Enrique Peña Nieto como presidente de México entre 2012 y 2018. Empezó como un símbolo salvador de su país y terminó como uno de los mandatarios peor valorados de la historia. ¿Estás dispuesto a conocer todo lo que pasó?
El origen
Para entender la actualidad de México es necesario sentar un origen. El estilo político de Enrique Peña Nieto no lo llevó jamás al debate en la tribuna ni en las plazas. Lo suyo fue el acuerdo en discretos coloquios.
Urgido por urdir la derrota de Isidro Pastor Medrano en las elecciones presidenciales, su antiguo contrincante en el PRI. Por eso apoyó a Felipe Calderón, sucesor de Vicente Fox por el PAN.
Con todo ese antecedente de un camino pavimentado por un intenso cruce de intereses, Peña Nieto llegó a la presidencia en 2012.
Desde fines de 2011, los integrantes de las generaciones de gobernadores priistas que asumieron el poder entre 2009 y 2011 fueron invitados a realizar aportaciones en efectivo, proveniente de fondos públicos, para la campaña del abanderado del PRI a la presidencia, Enrique Peña Nieto.
Ya iniciado el gobierno de Peña Nieto, el conjunto de estas historias de mutua colaboración con gobernadores a lo largo de al menos el lustro previo generó una atmósfera de complicidades que marchó en forma armoniosa durante los primeros meses de la administración federal.
Sin embargo entró en un rápido deterioro cuando estalló el caso de corrupción en Veracruz. El esquema de encubrimientos mutuos sostenido durante una década comenzó a crujir. El derrumbe se anunciaba inminente e inevitable.
En la mayor parte de su gestión, un círculo de acero llamado La Triada capturó al presidente. Con Luis Videgaray como líder y Miguel Ángel Osorio Chang y Aurelio Nuño como laderos, Peña Nieto entregó su suerte a este grupo.
Durante al menos cinco años no hubo junta de trabajo que encabezara el mandamás en la que no se hiciera acompañar por estos tres. No importaba si era pública o privada, con miembros del gabinete, gobernadores, líderes partidistas, embajadores o mandatarios extranjeros. Ellos estaban ahí.