Soy Zlatan Ibrahimović Resumen
Polémico, engreído y talentoso. Zlatan Ibrahimović es uno de los mejores jugadores de fútbol de los últimos años. En este libro – Soy Zlatan Ibrahimović – co-escrito junto al periodista sueco David Lagercrantz atraviesa sus primeros pasos en Malmö, el salto a Europa en Países Bajos, Italia y España, y sus conflictos con ex compañeros y entrenadores. ¿Estás listo para leer su historia?
Los inicios en el barrio y el primer salto
Zlatan Ibrahimović no es una figura fácil de comprender si sólo se tienen en cuenta sus declaraciones. Aunque si miramos un poco su historia, podremos llegar a la conclusión de que su arrogancia es un mecanismo de defensa.
Para entender a Ibrahimović es necesario hacer hincapié en su infancia. Hijo de un bosnio y una croata, se crió en Rosengård, barrio de inmigrantes de Malmö. Sus padres se separaron cuando era pequeño, por lo que creó una estrecha relación con su hermana Sanela. A pesar de la violencia cotidiana y la marginalidad que el resto de la sociedad le tenía a su vecindario, Ibra siempre rescató los aspectos positivos de su crecimiento.
En el campo de fútbol de su barrio dio sus primeros pasos como futbolista. Comenzó jugando en el MBI, pero rápidamente se mudó al FBK Balkan. En ese equipo de balcánicos empezó a moverse como delantero. Y alternó: volvió al MBI y luego al FBK Balkan para caer en el BK Flagg. Esa inestabilidad se traducía en la cancha. Pasaba de partidos con ocho goles a encuentros con ninguno.
Hasta que su padre le recomendó pasar al club más grande de la ciudad -y probablemente de Suecia-, el Malmö FF. Fichó a los 13 años. Años más tarde, a pesar del duro ambiente, firmó su primer contrato. Fue Roland Andersson quien lo subió al primer equipo.
Al cabo de unos partidos de su debut el equipo descendió de la Primera División sueca por primera vez en sesenta y cuatro años. Aunque a pesar del mal trago, Zlatan aprovechó a fortalecer su relación con su padre y sumar experiencia con los minutos en cancha.
Al mimo tiempo que su arrogancia fue creciendo, el Malmö le mejoró el contrato para jugar en la Segunda. Consiguió que le dieran un apartamento y un teléfono móvil, además. Su padre forzó para aumentar sus condiciones contractuales aún más. Y el equipo ascendió con Ibra como figura.